viernes, 1 de abril de 2011

La Creciente (Recital de Danza-Teatro)


Este montaje ha sido inspirado por La Creciente poema del escritor colombiano Alvaro Mutis, donde seguimos explorando la imagen poética  desde el silencio, la danza y el teatro.

En el proceso de montaje y en el análisis del texto, encontramos la narración de un suceso de la naturaleza como lo es una creciente, que a su paso solo deja estragos y muerte, llegando después la calma. En contacto permanente con la naturaleza e indagando desde la danza oriental y la representación del teatro, empezamos a trabajar con elementos reales en la escena, como ramas secas, piedras, tierra, ceniza, elementos que suscita el texto y que conducen a una interpretación de las imágenes, que aún siendo aisladas, terminan siendo coherentes con la historia. La estructuran cuatro movimientos:
Movimiento 1: El Umbral.
Desde el silencio, la quietud y el vacío de la escena, la bailarina se desplaza creando un estado de meditación que desencadena en una consecución de movimientos rápidos hasta volver al silencio.
Movimiento 2: El Despertar de Edipo.
Es el despertar de los hombres al mundo, el despertar de las almas que animan al hombre.
Movimiento 3: La Romería.
Es la danza del lamento. La danza del velo, la danza mística donde la bailarina gira sobre sí misma.
Movimiento 4: La creciente, de cuando en cuando, un árbol gigantesco que viajara toda la noche, anuncia su paso al golpear sonoramente contra las piedras.

Dirección: Héctor Lorza.
Bailarina-Actriz: Mónica López.
Estreno: Oficina Central de los Sueños, abril 4 de 2004.


Un grito en las Aguas Cenagosas (Recital de Danza-Teatro)


Es una necesidad espiritual de seguir contribuyendo con nuestro arte en la formación del público ciudadano. En este caso, danzar y actuar para expresar a través del cuerpo los impulsos vitales que nos conducen a la creación de nuevas propuestas, para mantener la atención del espectador, para comprometer las fibras más sensibles de su humanidad a través del mundo mágico del escenario, y lograr conducirlo a una reflexión sobre las  posibilidades y alternativas de participación ciudadana, en la construcción de una mejor sociedad. Es este fiel propósito el que nos ha llevado a realizar este recital que lo estructuran 4 movimientos:
Movimiento 1: El Vacío
Desde la quietud, la bailarina se sienta en posición de loto sobre una atarraya extendida. Recrea un lenguaje de mudras y posturas corporales de la danza de la India. Con dos hojas de palma real, nos invita a un estado de meditación, de vacío, de movimiento, y de reflexión de la nada.
Movimiento 2: El Acecho
Es el encanto de los movimientos ondulantes de la danza Árabe o danza del Vientre. Encantando, seduciendo y danzando alrededor de la atarraya, un objeto que se levanta para convertirse en sujeto real de la escena.
Movimiento 3: El Flamenco
Entre caracoles y conchitas de mar, unos tacones. Es la evocación al duende flamenco recreando una faena con la atarraya.
Movimiento 4: Un grito en las Aguas Cenagosas
Es el ¡Ay! que evoca el amor perdido de Plinio Enrique El Pescador (texto poético narrado en medio de la danza). La bailarina atrapada en la atarraya, se expresa a través de la danza mística que consiste en girar sobre sí misma, como única escapatoria ante la muerte inevitable de la naturaleza.
“Silencio. Gesto. Danza… De pronto un Ay, una frase, un taconeo, el batir de unas hojas de palma, cual aleteo… En un escenario sin más presencias que la de una atarraya que se convierte en prisión, campana, cómplice de desplazamientos y excusa para dar vida a un lenguaje poético”.

Dirección: Héctor Lorza.
Bailarina-Actriz: Mónica López.
Pre-Estreno: Escuela de Sabiduría Tao, agosto del 2000.
Estreno: Pequeño Teatro, 2001

http://dramaturgiaurbana.blogspot.com/2011/09/un-grito-en-las-aguas-cenagosas.html

Hanjo La Mujer del Abanico


Obra de Yukio Mishima uno de los máximos exponentes de las letras niponas contemporáneas.
Es una historia de amor, una obra donde cada día es una razón para seguir esperando, es el encuentro de tres personajes que nos enseñan tres formas distintas de amar, en un espacio completamente vacío, donde el silencio, la palabra, la quietud y la danza del tai-chi con abanico, van creando una atmósfera que desentraña el teatro oriental. Es un escenario limpio y  vacío, un espacio zen en tiempo de otoño.
“El trágico amor de una joven loca. Un romance pasado de moda, en una estación de ferrocarril: Todos los días, llueva o haga sol, puede verse a una bella muchacha loca sentada en un banco de la sala de espera de cierta estación de ferrocarril, sosteniendo en sus manos un abanico abierto. Cada vez que penetra un hombre en la estación se levanta para escrutar su rostro, pero siempre regresa, desilusionada, a su banco. En algún lugar conoció a un hombre con el que intercambió su abanico en prueba de un próximo encuentro. La muchacha conserva el abanico del hombre que tiene pintada una escena nevada, mientras que el suyo, ahora en poder del infiel, tiene pintada una margarita. El no volvió nunca y la muchacha enloqueció de anhelo. Su nombre es Hanjo La Mujer del Abanico".

HANJO
La Mujer del Abanico        Luis Fernando Bohórquez
Jitsuko Honda                    Mónica María López
Yoshio                                Héctor Gallego Lorza